Bella aun
estas bella.
Las
estaciones recorren tu espalda.
Al llegar a
espejo aun bella.
No es tiempo
sino situación vital.
Esperando en
los cafés al borde de las tasas.
Por hacer
silencio en silencio estoy.
Hijos vienen
y van.
Pero eres
bella en toda situación.
-¡Que
importan los calendarios si ya quebramos relojes!-
En el espejo
preguntaste.
Pero frente
a frente digo confirmando tu cintura.
La misma
cintura que contorneó la fantasía
Los cantos
mismos que no he olvidado.
A veinte
centímetro de las manos.
Escultura de
barro aun húmeda de edén.
Tu rosado
camino en este camino celeste.
Ladridos del
perro cuando llegas.
Aullido de
mi tristeza cuando te vaz.
Siempre
estarás joven.
Has subido
todos los peldaños de mi corazón.
Por eso
siempre jóvenes tus pies ligeros.
No importa cuánto
tiempo golpee la el agua la piedra.
En nuestro
abraso siempre treinta y cuarenta.
No hay otoño
para tu dulce primavera.
Porque en
todo nuestro tiempo lograste la cima de mi corazón.
A tiro de
piedra, como el trinar de pájaros.
Quiero estés
cerca a tiro de piedra.
Oírte
transitar como el cantar de un pájaro.
Cotidiana de
harinas y canciones entrégame tu sonrisa.
Compañera de
agua y tomate.
Cuando estoy
solo se que puedo alcanzarte.
De mi
silencio tu voz se convierte en trinar evocando primaveras.
Pareciera
que ya ni hablamos.
-¿Qué
hablar?-
Si todo en
ti es amor.
Si un gesto
tuyo me embelesa.
Todos tus
silencios invitan al paraíso.
El
anacronismo perfecto es la base de la poesía.
Venir de
vuelta de todas partes.
De todas la
vidas vividas
Accidentalmente
llegar a tus ojos.
Boca, mano,
sexo, risa.
Pero de otro
tiempo siempre.
Despertar en
tiempos propios y desde esa poesía
Construir
espontáneamente la felicidad.
No dejes que
se rían de mí.
Que no
cubran mis espaldas con sus murmullos.
Lo gris de
sus miradas se funda en azul de mi pecho.
No dejes que
mis sueños despierten a la hiel de sus mañanas.
Porque las
frutas del paraíso se hacen piedras en sus pesuñas.
Déjame
extender mi arco iris en el rayo mortal de su tormenta.
Prométeme
que no permitirás que se rían de mi.
Me despojé
del mundo como sacándome el sobretodo.
La bufanda
de tu voz en silencio.
Estoy
muriendo y huifa cerca de la misma canción.
Como
monserga todos los días las ranas de pila bautismal ahogan culpas.
Saco el
mundo de mi cuerpo como una camisa.
Ya quebrado
el vaso las inundaciones de tu sangre merecen.
A quien le
importa este lugar del mundo.
Si negocian
la paz en los ojos de la madre de una hija cancerosa.
Me despojé del mundo como sacándome el sobretodo.
Diciendo
azul de lluvia sobre las calcetas de pies cansados.
Y aunque
cansado puedo enfrentar primaveras.
En el alba
del día blanco cuando florecen los cactus.
Y en
nuestras maduras edades sigues siendo bella.
Mientras
sigues transitando de sur a norte por noches.
Rayada de
tormentas australes.
Me despojé
del mundo como sacándome el sobretodo.
Porque te
has quedado semidesnuda y en camisón de primavera.
viernes, 28 de octubre
de 2016
Embarcación
segura de propio cuerpo.
Playa
extensa donde comenzó a rodar el mundo.
Oleaje de
tentaciones en nalgas sujetas en manos.
Interno
viaje de astros reunidos al final de arenas puras.
La palabra
adversidad puesta como viento y bandera.
La palabra
adversidad y tus pequeñas manos
Embarcación
segura de propio cuerpo.
Todo viaje
es un nacer y morir de origen a destino.
Sin adioses
se hacen eternos exilios de aromas.
En el
espíritu de la escalera
Volvería a
decir lo que dije para no decirlo.
Solo
repetiría que no volveré `mil veces.
Viajando
tantas veces que es lato regresar.
Entonces
parto sin decirte nada.
En ausencia
plena para callar palabras.
Todo es un
misterio, mirarte, decirte o callar.
A media hora
de la muerte permíteme la vida.
Tan complejo
resumiendo en un silencio.
Pero valió
la pena el verso aquel.
La palabra
exasperada.
El grito
húmedo de tu rosa que crece.
En el
espíritu de la escalera
Déjame
arrepentirme sin decirlo.
Porque no me
arrepiento de verte reír.
Jamás de
hurtarte un beso a medio escaño.
Porque bella
simplemente lo reitero.
En la
consumación de la tarde, bella.
Bella
también en tus silencios.
En el
espíritu de la escalera no lo olvido-
Digo.
Eres bella.
En la mitad de la primavera tu silencio inunda.
Escribo para no romper tus porcelanicas forma de ave.
Te escribo antes que se lleven los lápices y acuarelas.
Ya te llevaron las teclas y mi guitarra.
A mitad del día soy fuego y agua.
Mientras que tu eres la primavera.
Elijo entonces no decir.
Solo recorrer la tierra.
Escucha antes que en un
día nublado vengan.
Un día que por mi vengan.
Por decir lo que dije
sin que remedio tenga.
Los que me dejaron solo no supieron que vendrían las
estrellas.
Que en mi jardin extraño las mariposas harían fiesta.
Por eso en silencio te escribo pues sé que me recuerdas
Sé que mal
escribo.
Porque he
venido recitando estas palabras como mantra.
Por tantos
caminos y calles como atado a la esquizofrenia.
Un sol me ha
acompañado rompiéndome la medula.
Por eso no
lo digas tú.
Que sé mal
escribo.
Y aunque
entiendas lo que digo.
Escribo mal
y tardío.
Pero amo la
mayúscula
y a la
minúscula también la amo.
En estos
silencios del oeste cercano.
No digo
nombres.
Solo
escribo.
Quise
certificar aun tu belleza.
Que con mi
lápiz persigo.
Gritaré tu
perenne belleza.
Recitando
como pájaro sereno.
En versos a ti
me ligo.
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