MATUCANA CON ALAMEDA
Con la sicomagia desplazándome por Matucana.
Quinta avenida proletaria del oeste de Santiago.
Fría de invierno con asoleado disfraz.
Caminas como incógnita primavera.
Todos pasan mientras retengo mis ojos en tan alta figura.
Los trenes llegan y se van sin verlos.
Muñecas de porcelanas sobre las ventanas de ignorados
altillos.
Desde el segundo piso otea el tiempo.
Somos invisibles en el gotario del tiempo.
No se puede hablar de Matucana ni Estación Central
Sin saber y practicar sicomagia.
Las galletas y el pan adeudan un expreso café que no se
sirve.
No conversamos un café en la estación central.
Sitúo las palabras en tu cintura mientras ríes.
Ofrendo el silencio como viejo cinturón de paz.
Tantas veces Matucana me vio pasar del brazo de mamá
Que son inútiles las palabras los gestos.
Avenida vieja lectora de sueños.
Obreros de oración.
Figura de mujer hermosa.
Preocupada de tanto o tan poco maquillaje.
Somos los mismos.
Matucana y Alameda un solo rostro para mil caras.
El bus.
La partida.
Los trenes.
Tu amistad.
-¡Oh amiga profunda!-
La bocacalle.
Tu boca.
Los labios.
El silencio.
Me desplazo en silencio.
Te siento en mí.
Al sentirte me guías.
Soplando tibio en mi ser.
Pensamiento y destino.
Yo peregrina de la playa de Genesaret.
Veo tu canasto prieto y confío.
Confío porque en ti creo.
Caminas sobre las aguas de mis turbulencias.
Siendo mi calma, supliendo de tu hija las insuficiencias.
Tú en mí, yo en ti.
-¡Oh profundo amor del consuelo!-
Con manos vacías levanto mi corazón al cielo.
Jesús mío, en ti descansan mis desvelos
Cada calle entre las
rejas y matucana, entre alameda y san Pablo, las vivo mias....no importa cuanto
tiempo pase, siempre estoy volviendo (Claudio Liberona Concha)
Ven, te espero.
A la misma hora de
Chile
Al tiro, mas rato,
pero justo a tiempo.
Bajamos con tu instrumento
al hombro
Sonando tu música,
gritando poesía.
Esquivando los
dinteles de Fermin Vivaceta
arquitecto de artes
y oficio
para escondernos de
la estética.
Cuan ciudadanos
somos, imperfectos.
Bebamos la pureza
infantil en la pila del ganso.
(un niño querube impide que se nos vuele la vida)
Bebamos junto a
Pancho Causeo el último trago que bebi con tu padre .
Seamos libres,
Sin ritmo ni
métrica.
Tocar por tocar en
la libre expresión de pechos desnudos.
Con olor a levadura.
Lisos como adoquines
nonagenarios.
Perdámonos en
aquellas calles donde fuimos celestes.
Toca un concierto
sin partitura.
Tan largo como decía
tu abuelo Santiago…
Lleguemos temprano,
Antes de que los
ebrios apaguen los faroles
Y enciendan el alba
popular del Santiago oeste.
08/06/2016 19:58:00
Ha partido picaron sin hoyo.
Despedido por la gran sopaipilla.
En el tiempo de harina cernida
En que el hambre es mórbida obesidad
Y los dulces manjares invitan a abstenerte.
Ha partido picaron sin hoyo.
Sin lluvias, sin truenos.
Ha partido para siempre.
Apoyado en el frondoso árbol de la soledad,
Monacal, enfilo mis pasos a mi interior.
Ingreso al cuerpo propio recogiendo lo sobrantes.
Malos recuerdos.
Rasguño mi aparato digestivo escarbando el mar comer.
Limpiándome.
Preparándome para tragarme el arcoíris.
Debo deslumbrar a la
mujer que amo.
Pintarle el cielo desde el norte a su lluvioso sur.
Que no sepa que a veces pernocto bajo el viaducto de mis
propios huesos.
-¿sabes que pasa?-
Sinceramente no me importan los sabios en su propia opinión.
Sepan que una tarde de domingo en Nueva York soleada de
verano
Julio hervía en los gorros judíos de Brooklyn
La vida me encontró al lado afuera del metro
Vestida de mariposa.
Desde entonces me importa menos todo.
Jesús montado en el asno de la paciencia.
No me importó algo más.
El maestro había estado pescando parece en las playas del
viejo Manhattan.
Por su puesto quise hablarle mucho.
Me miró en la profundidad de su silencio.
Déjalos me dijo.
Los deje con sus relojes y sus autos.
Mi padre me propuso nuevos proyectos industriales.
Seguí inundado de los
ojos del maestro.
E igual como ahora.
No me importo nada.
Había multitudes y eran como ellos.
Con frases comunes:
Aprovecha.
Compórtate.
Compra.
Vende.
De pronto me vi reflejado en un escaparate.
-¡Soy divino por dentro, soy divino por fuera!-
Quisieron explicarme como tu.
Pero ya no me importó nada.
Solo ser leal a Jesús.
Nunca les pregunte de qué infierno venían.
Astutas flores amarillas olían a azufre.
El entrecejo de sus fracasos huía de un padre golpeador.
Por esos sus palabras filudas.
Uñas con pólvoras del disparo.
Los dejo opinar en el crepúsculo de sus acciones.
Sus muros han caído, pero nunca aprendieron a volar.
Debemos hacer una coalición entre los pies y los ojos.
Para saber dónde van los pasos.
Así no se extraviaran los sueños.
Ni se romperán los zapatos.
MOVIL DEL VIENTO EN LA VENTANA
Un móvil en la ventana.
No pase en balde el viento.
Muevan los cartoncitos.
Cartoncitos como invitación a cumpleaños que no fuimos
invitados.
Como nuestras miradas en tus porcelanicas mejillas no te digo nada.
Móvil colgando en silencio tranquilo, como cerca de ti en
silencio estoy.
Ajenas fiestas que no compartimos; por desconocidos.
Un móvil de invierno en este otoño donde mejor callar.
Callar para que de fuego no quemen las hojas su amable
mullir.
Gotas de tal lluvia me borre en tu huella.
Porque soy arena de otro mar.
Sople el viento para que los paraguas comiencen su ruedo.
No mojes tus ojos de niña ante la infancia que no fui.
Un móvil en la ventana.
No pase en balde el viento.
Muevan los cartoncitos.
Que jamás seré invitado a bodas de remolinos.
Los arenales grises como yo, grano a grano se van
viernes, 17 de junio de 2016
Extravié mis ojos
Leyendo un poema de Eliot
Temo recitarlo para que no vuele mi lengua.
Me cuelgo de tus ojos como neón luminoso.
Espero no electrocutarme fulminante por gotas que aun
lloras.
O el rayo de la intemperie, hijo de la luz mayor.
Cuando ya no puedas tomarte un café conmigo.
Cuando las porcelanas frías dejen su forma libre en el
diseño.
Siéntate en el mismo
lugar que la roja rosa defendió el puesto.
Mismo lugar oculto donde oteo el mar.
Pasa por el portal de vidrio de la calle oriental por donde
arrastraba mis pies.
Desplaza la memoria del que fui en este lado de la cigüeña.
Escucha croar los sapos agolpados en la noche compitiendo el
crepúsculo.
Deja que los maderos de infancias crujan sus veranos locos
de besos.
Que melodías ondearon en mi cintura.
Aquel que fui y seguiré siendo.
Cuando no puedas reír conmigo un a tasa de café.
Porque llenen de otras palabras el circulo poético de la
mesa.
Y las tostadas nieguen la franco cultura en que nací.
No podrás hacer nada.
Palabras por dichas serán silenciadas.
Campanas de las ánimas cantaran un olvido total.
Ahí donde ríen mis ausencias.
Disfruta los sorbos de la media tarde donde tal vez.
Donde quizás cuando.
Tomes sola un café sin recordar más que tus cuitas propias.
Sabiendo mi casa de patio con flores.
Ojos de vidrios quebrados.
Desplacen el decir.
Harinas cernidas.
Granos colombianos.
Cuando ya no se pueda servir un café.
Por eso en la esquina de tu cuerpo giro el desplazamiento
del cuerpo mío.
En la esquina de tu cuerpo giro el desplazamiento del cuerpo
mío.
Para que no nos vean concertando sonrisas y ombligos.
No sabía que torpes manos pies desabridos oscurecieran el
cariño mío.
Dueles.
Explicas y dueles.
Restante tiempo dueles.
No tengo opción.
Dueles, y no puedo elegir.
No golpearon la puerta de mi placenta
Para decirme ni preguntarme.
Solo fue y las gracias por ser llamado a ser.
Por aire que respiro.
Por día que miro.
Dueles al justificar.
Dueles pero te debo amar.
Antiguos me enseñaron
Aunque duelas debo amar.
DIAMANTE NEGRO
As de diamante negro.
Caras de póker.
Silencio en las manos.
La suerte es satán.
La buena y la mala.
Extendido a toda longitud.
Largo como tarde dominical de verano.
Copas de cristal goteando palabras.
Lenguas mojadas de metáforas.
As de diamante negro.
Ojos que salen a caminar.
Vieja cofradía de poetas viejos
La gallina eléctrica corre por las calles vacías del verano.
El toro de las verijas grandes.
Alguien trata de silenciar a los ebrios.
Lenguas mojadas de metáforas.
As de diamante negro.
En las playas espumadas de Manhattan.
Mi hermana con un arco iris en el vientre.
Antes de que los ángeles lloraran de azul en las azoteas.
La gallina eléctrica corre por las calles vacías del verano.
Mientras la canícula toma una cerveza negra en un pequeño
bar
Al sur de Nueva York
jueves, 30 de junio de 2016
En el centro de amar.
Curvatura original de pechos.
Lluvia de metáforas.
Pechos que consuelan palabras
Latiendo como trigos al nacer.
Somos las agonías de miradas
Invierno total de besos.
Tormentas de cuerpos.
Sabanas de agua cuando somos ríos
En el centro de amar.
Presto mi voz al mudo silencio.
Me dices regalo de Dios
Cuando verdaderamente
me he vendido muchas
veces.
Toda la estructura del ser que tengo
es una sumatoria de transacciones.
Náuseas y mareos
Justo en el centro de amar.
-¿Cómo puede un hombre contra su propia sombra?-
-¿Saltar en el colchón de su cama y ser violento?-
Desconchar los ojos que en una noche de amor le admiraron.
Golpear la costilla en el aire.
-¿Cuál es la insana ira de un hombre que mata a una mujer?-
Ni el llanto del niño en el aire.
Ni las fuerzas de tanto querer.
-¿Cuál es la insana ira de un hombre que mata a una mujer?-
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