Languidez de caminos que conducen al hoy.
Caminado de estancias dislocadas que rompen cristales
uniendo dimensión de tiempo.
Fue de súbito la ocasión en el grito natal. Construyese el primer reloj de la hora
cierta.
Los derrotados activistas de la poesía se diluyen en
metáforas volubles.
Hora del hoy en certidumbre del polígono roto .centro a
centro; en el blanco asidero de los ojos por donde liquido escurre la vida.
En ese grito vino luz y el deber de los ojos de soportarla.
Como esfuerzo por el pan bajo los soles imperiales de la reina. El delantal
floreado del invierno ciudadano frito a ultima hora de la tarde.
Languidez de caminos que conducen al hoy.
Invitación al decir entre lunas de amaneceres lluviosos.
Ciclón con pétalos de rosa como tromba enfrentando el mar.
Redondez del mundo abusado por mercaderes
desobedientes. Compran nuestra
diferencia para explotarnos en serie.
Autómatas idiotas como salvajes condenados y despiadado mercado.
Metrallas de palabras hurgaron lo
pechos al mediodía de las hambres. Sitios de claros aromas inefables.
Labios del vértice de copas, como
quien sostiene una baraja entres los dientes.
Cuando nos ponen lapidas es
preciso no morir. Cuando nos ponen lapidas es preciso no morir. Cuando nos
ponen lapidas es preciso no morir.
Este niño es chueco, no habla,
cae su saliva como real. Este niño inservible.
No saben porque está aquí. Territorio del ser
diferente.
En una pared gris la
palabra maldición y bendición superpuestas como escritos en el cuero de la
vida.
Clasificaciones inventaríales en la industria del azar.
Un adiós deja solitario.
Más aun solitario cuando el individuo padece sordera total.
Hay algunas flores que florecen marchitas.
Clavos de los pies y el hueso del alma.
Trocado el dolor por estrellas para edificar eternidad.
Doblado el fémur de tanto camino.
Agreste senda sobre los hinojos.
Solo se es semilla cuando dispones caer al surco.
En la mañana de la vida un hombre simple caminando
preguntó:-¿Qué habrán hecho los padres que el hijo nació paralitico?-
Espejo es espejo y n o espejismo.
Ventanal de pasadizo en calle poblacional al oeste de los
aromas.
Nunca se camina perfecto.
Pero cuando cuelga una discapacidad.
Caminas diferente.
Diferencia e identidad.
Ni menos ni mas, pero diferente.
Entre el azúcar y la hiel, otros sabores.
La diferencia esculpe los rostros como hielo de cristal en
el gélido abismo.
Desplazar el cuerpo por cotidianos parajes.
Geografía humana del
periódico esplendor
Espejo es espejo y n o espejismo.
Ventanal de pasadizo en calle poblacional al oeste de los
aromas.
Ver la imagen total descubriendo quien se es.
Cabeza, mano, pies; extensión total de cuanto cuerpo
se tiene.
El perro olfatea la bota ortopédica para constatar que no
eres enemigo.
El perro sabe, el perro huele.
Territorios con aromas, aromas territoriales.
Sonrisas con aromas.
Risas con aromas.
Carcajadas con olores.
Lontananza azul y libre.
Activismo imperante.
Para no morir esperando.
Lo más semejante a lo normal es inclinar la cerviz y callar.
Lo habitual es entregarse como beso en la nada.
Por eso el grito, la opinión, el discurso obtuso.
Gesto circunstancial.
Frase de reparo.
Pero arrinconado y silente
Entre los mundos la actitud y la
palabra construye el mundo propio.
Todos diferentes en la unidad de
las formas.
Fuésemos como reses colgadas en
barras de carnicerías,
Seriamos todos iguales chorreados
de sangre.
Estructuras sanguíneas
desplazándonos por el paraje.
Pero somos todos bellos y
diferentes.
Como flores bellas del bello
tapiz.
Por lo que este es mi color y mi
forma
Esta es mi opción y manera de
ser.
Sin ropas ni equipajes.
Enfrentados todos cara a cara.
Tan individuos como gregarios.
Ateos y creyentes con la sombra
propia.
Y cuando llueve sobre los campos todos
nos mojamos.
Pero somos diferentes.
Esta es mi voz, aquel es tu
canto,
y el pregón comercial de los
abastos.
La carcajada pre nupcial
encontrada.
Nuestras cavernas iluminadas de
neón.
Los mismos ojos otean diferentes
el claro mar
y las estrellas colgadas del gran
abismo..
No hay cojo ni tuerto bueno;
dijeron riéndose.
Como si toda insuficiencia fuera
de voluntad.
Entonces se puede justificar
alejar al diferente.
Por no ver como todos ven.
Por no direccionar en el mismo
camino.
Tal vez me amó, pero nunca me aceptó.
Me quiso mucho pero no le gustó
como yo era.
Odo
Grito el nombre desde nacer.
Los dolorosos hospitales de
pasillos hastiados.
Ahí no te puedo encontrar.
Con las manos atadas no te puedo
abrazar.
En la sala de operaciones he
gritado.
No me puedes escuchar.
Tu regreso es imposible, te
hiciste mar.
De las turbulentas aguas no
puedes cantar.
Señora profesora,
Disculpe usted la ortopedia
incorregible
De este niño con derecho a soñar.
Su lenguaje de empeño cotidiano
hiere la garganta.
Entonces en fieras esperanzas un
poco de confianza y todos los demás.
Si usted tuviera la dinámica de
los dioses
Que sino en jornadas atroces podrá laborar.
Por eso justifico este volantín
milenario.
Solo por un tiempo en espacio
estacionario.
Por sordera pronunciada, parálisis incontrolada
Hasta que pueda caminar.
Firma, madre esperanzada.
Fui por Dios al numero
catorce de la calle de hermosas acacias.,
Duro el portazo de la
guarda templo con el alma desnuda.
En oración vil el
carnicero de cerdo dijo que el sacrificio no era.
Que la secuelas de la
guerra por la respiración.
Y un payaso desolado no tuvo para mi oración.
Entonces sin iglesias por
el desierto cuatro días, cuatro meses, cuatro años.
La grasa quemada en Isis
del adulterio, los dueños de los cielos en santa perfección.
No tuve otra opción con
la secuela de aquella parálisis.
En oración como un solo
día, marcho por la tierra vacía.
Porque en un
negro pozo ocultaron la posibilidad de ver a mi Dios.
Como carteros
desolados remiten la dirección del Señor.
Si la misma fe nos unió
arrodillados frente a misma rebeldía.
Que hoy tanta duda en lo
que debiera ser cierto.
Si la fe en tiempos
hermosos alzó la mano.
Hoy y ahora pareces no
creer.
Como si el camino
horadara las yantas de los pies.
Que las yagas del poder
nubla el recuerdo.
Olvido de un instante
comprometido.
Veo toda rebeldía que veo
por la fe en lo creído.
La rodilla obrera del
buen padre nuestro.
Ninguna lluvia borre los
disparos.
Al fin de toda esa fe nos
une en el silencio que tenemos.
Silencio de la barca en
el puerto.
Tú de jefe, en el primer
recuadro de los discursos.
Contrito sin hablar os
escucho.
Que no es otro silencio que
aquel en que habla Dios.
-¿Cómo se le dice a un
discapacitado severo, invalido, por ello pobre; Dios te ama?-
Si ese gesto de repulsión
salió espontáneamente de tu cara.
El discurso sobre Dios se
hace sin pronunciar palabra.
Las escalas se suben sin
alas.
Hay un ascensor
descompuesto en cualquier edificio del mundo.
A flor de labios como
desierto florido un no de oficina en oficina.
No hay vacantes para una silla de ruedas ni un bastón.
Las cosas se alejan
cuando no te mueves.
Por eso pregunto en esta
oración.
-¿Cómo se le dice a un
discapacitado severo, invalido, por ello pobre; Dios te ama?-
-¡No sé!-
Pero si estoy ciertamente
seguro.
-¡Dios no ha muerto!-
Siempre se es el mismo,
sobre todo para una hermana como tú.
Te busque en miles de
páginas Facebook ; para mirar tu sonrisa
de angelito.
Al final te encuentro, como lámpara en el
desértico arenal.
Después de muchas
distancias se acercan los fraternos corazones…
Entro contigo y nuestros
amigos a Talcahuano desde una Lota trabajada…
Paso en un bus contigo a
Rancagua.. la iglesia pobre; la causa de la pobreza…
El Padre Nuestro es una
milonga de tu guitarra.
Mi oración hoy es más
silente… no de tristeza; no tengo de que estar triste.
Pero escucho más a Dios.
A veces voy a buscarte en la calle Republica como tren
lleno de estudiantes…
Y los estudiantes son
mariposas pintadas de sueños.
Pero tu no eres ni ángel
ni mariposa…
Eres un Caracolito en
tránsito, que dejas una estela de luz.
Con todo silencio
enfrente a Dios.
El sabe.
El ama.
El guía .
El hace.
Yo, solo mi silencio.
Acostumbro solo en mi
huerto mirar los verdes lagartos.
Lucir multicolores banderas en sus lomos como
laboriosos hortelanos.
Costumbre de verlos
escalar muros, saltar piedras;
Elevar el pecho
presenciando la opera floral.
Pero ahora, cincuenta y
tantos años desde siempre.
Solo ahora me sitúo junto
a una caracolito que mira mis agrestes flores.
Se sienta a tomar el sol
de media tarde como el té inglés.
-¡Sé que canta!-
-¡He visto una caracolito
cantar!-
Un resplandor de luz en
la tierra…
Señal que deja la
caracolito al pasar.
Mi padre jugaba golf
cerca de la calle principal`.
Y la bodegas de coca cola
recorridas en bicicletas tenían ecos de destierro.
Las estrellas del este se
ocultan a los exiliados.
Ni un sueño trunco, la
vida es un canto sin fin.
En el crepúsculo del lago
se ponía nuestra recordada tierra como
ocaso.
Los bosques de arces
cantaban junto a coros de pájaros trinando la
muda rapsodia del ayer.
El mismo padre junto a la
plegaria las fotos de los hijos.
La bicicleta blanca y mi
triciclo amarillo.
Los ejes rotando en el
empeño cotidiano.
Quien habla de exilio
dorado no sabe ni de distancias ni de nieve.
La diáspora es un grano
amargo en el soleado maizal.
Mi padre jugaba golf;
después de cada golpe, un silencio.
Era el triple beso entre
la distancia, la esperanza y el adiós.
Al saltar al abismo,
ellos ataron las manos.
Ojos llenos de cielo se
hincharon.
Por susto el profundo
silencio.
Como frente a un muro,
tuve el cosmos.
Descalzas conmigo sentí
olor a plumajes.
No era una cita con
ninguna vedette.
Contrito frente al
inmenso total de las cosas.
El acantilado fue la boca
total como un volcán de sueños.
En el mínimo de los segundos…
Consiente de todas las
lenguas.
A pleno sentido, en
orientación plena.
En el más severo de los
silencios
comprendí que había aprendido a volar.
DESAYUNANDO CON MÍ OBISPO
ISAIAS GUTIERREZ VALLEJO
Stgo. 09/05/2015
2:45:52
Esta húmedo pero no hace
frio anoche debe haber dejado de llover.
Sentado al lado tuyo,
como camaradas diferentes en el tiempo.
La mañana de febrero principio
de los ochenta.
Los demás comensales niños hijos del carbón.
Minas agotadas, padres
mineros desolados.
Ríes, siempre reías en
forma tan cordial.
Tú, pregonero del
sur; orando, cantando para que Dios mire lo injusto.
Yo, que venía del sol
boreal, en tierras de lluvias que caen.
Lluvias que caen como
vacas orinando sobre una piedra plana.
Hace tanto tiempo que el
espacio se disuelve en la memoria.
Tanto tiempo que leísteis
el ultimo poema a mi padre, cuando ya dormía.
Pero tú, desde el sueño
de los justos vienes a levantarme el puño.
La oración rebelde me
inclina ante Mesoamérica explotada.
Soy un chango que
arrastra su pie izquierdo por la playa del verano.
Tu el lonco mapuche
nominado toqui para luchar contra el mal.
En la noche de Ercilla las
balas de explotadores y explotados entrecruzan estrellas.
Mi hija mapuche sonríe
con tu misma sonrisa.
Hace frio…
Escribo aproximadamente
treinta y cinco años después.
Mañana seguramente
desayunare bajo techo.
En mi cocina de ciudad
frente al horno microondas.
Guárdame tu un pedazo de
pan de la cena infinita.
No olvides, guárdame un
pedazo de pan…
Porque el triunfo final
aún no ha llegado
¿Qué has hecho más en tu vida, hacer amigos o enemigos?
Me pregunta un amigo en Facebook.
Debo entonces diferenciar entre amigos y cotidianeidad.
Sin dudas no siento tener enemigos.
Jamás he lidiado con alguien.
Tal vez la convicción de no poder competir en plano alguno.
De pequeño tuve la conciencia de un bienestar económico por
lo que todo fue mas llevadero.
La vida de mucho es una lucha por tener y pierden la
conciencia de ser.
Sin dudas tengo varios amigos.
Cuatro de cotidianeidad, de aquellos con los cuales muevo
mi entorno con una interacción entre negocios y socorro mutuo.
Amigos para reordenar el mundo en una entelequia constante
no tengo, pues soy concreto del hoy y del ahora. Sino no sirve.
Ha habido tipos, los menos que me consideran su enemigo. Lo
bueno es que yo no los considero.
El epilogo vital de aquellos que me consideraron “ enemigo” es una vida paupérrima que no
ambiciono para mi :
Gente que en el transcurso de la existencia han logrado
minimas cutas de poder y se pelan el lomo por defenderlas.
(Algo así como el doctor bacinica, que siendo el menor de
los funcionarios del hospital; cuando lo ponen a controlar el acceso de visitas
a los pabellones, porque no sirven para otra función; son duros e inflexibles
para demostrar su poder.)
Pienso que tengo amigos como tú, cotidianos. Que al llegar
a mi residencia, puedo compartir lo que hay, sin protocolo. Sin levantar el
dedo meñique al tomar una taza para degustar el líquido contenido.
Varios amigos para el anecdotario de una vida feliz y un
futuro en el esplendor de Cristo Jesu.
Cansancio obrero del
occidente de la ciudad.
Doloroso el hospital mira.
Como lejanas galaxias
luces lejanas.
El paquetito de la vianda
descansa mientras el autobús dobla.
Las calles zapateadas de
distancias y a prisa.
El murmullo crepuscular.
El antejardín de la
iglesia pecando de otoño.
Gotea de colores el
silencio humano.
Gatos de terribles arenes
sobre tejados frios.
el los restaurantes del
boulevard tijeretean la noche.
Dos ejecutivos conversan
sobre espionaje industrial.
Cansancio obrero del
occidente de la ciudad.
Se duerme con un poco de
frio y otro de hambre.
Morir un poco para mañana
volver a empezar.
Un niño se hizo hombre.
Mi niño, mi amigo y mi
compadre.
Un niño de lágrimas
silentes invade de sonrisa.
Abre su mano, la mano
mapuche de niño hombre.
Toma la pala por
el mango.
El mango de la pala en la
mano de un niño lo proyecta.
El mango de la pala en la
mano de un hombre lo eyecta al infinito.
Toma la pala por el mago,
digo; hace un hoyo en la tierra.
Planta un canelo para
soplar el viento.
Mi niño, mi amigo y mi
compadre.
Un niño de lágrimas
silentes invade de sonrisa la alegría que gozo.
Abre su mano, la mano
mapuche de niño hombre.
Toma la pala por
el mango.
Mi niño, mi amigo y mi
compadre.
La vida se me ha sido
un chorro de alegría.
A la sombra de la luz
florecieron mis sonrisas.
Aquellos que dudaron
hicieron aguas.
Flores en torno de mi
cuerpo insuficiente.
Basta la torpe voz para
decir gracias Dios.
Por ver sol cada mañana.
Por el pan en la
mesa que es algo más que pan.
En Babilonia esta la
plata dijo, echando a reír.
Vino la imagen el rio nocturno de la ciudad.
Nos estudiando
cooperativismo.
La alianza democrática y
otros sueños.
Ídolos de barro como una
torre de dólares.
Mis pies arrastrados por Brooklyn
mientras el Sha de Irán moría.
Mohammad Reza Pahlaví
Y los chupasangres de américa latina sujetos a los monederos de
alpacas.
En Babilonia esta la
plata dijo, echando a reír.
La verdad, nunca había
pensado en eso.
El toro de Wall
Street mugiendo la hambruna de los
marginados.
Mil años de estudios de
La Biblia, y jamás pensar como hebreo.
Mientras espero dos kilos
de miel
Pienso si lo que dijo
siempre es cierto.
La vida es una opción: mi
pequeño huerto o el dinero.
Sigo sentado en mi
pequeño jardín de Mayo.
Y él vino a la gran
ciudad a declamar impunemente:
-¡En Babilonia esta la
plata!-
La diferencia es que
encontré felicidad muy niño.
Cantando en la boca del
mar conocí sonrisa de espuma.
La yugoslava aquella
extendida entre clonquis como paraíso.
Media botella de cinzano
en el segundo mes del año.
El vermú aquel.
Desde un bote mirando el
gran puerto con la enfermera.
¡Fui feliz desde siempre!
-¿Qué es la vida sino un
chorro de alegría?-
Pero se descifra al
conocer la libertad de amar perpetuamente.
Vengo haciendo eso todo
tiempo.
Desde el ángulo original hasta
hoy y ahora.
Con esa diferencia recito
golpeando el tiempo con una prístina copa.
Sentado a orillas del
camino.
Con gozo, riendo;
cantando inefables canciones de amor.
Simplemente por eso.
Porque encontré felicidad
muy niño.
Sobre la piedra tú.
Sigo tu rastro imperfecto
al sol.
Del húmedo rincón lo
amorfo es sublime.
Escondido en el huerto
final, lo diferente se hace cargo.
Canta la armonía
disforme.
-¡Viva la diferencia
cantan los libres!-
Que un palmo de tierra
para todos alcanza.
Desfilando los hortelanos
muestran diferentes flores.
Las copas de sus vinos
empapan las espaldas de los puritanos.
Siguiendo tu rastro
esplendoroso.
El encuentro soleado besa
tu tiempo de profesora caracolito
En amarga voz titubea el
canto de los tristes para perderse.
A ti te molesta la
mentira por eso buscas el sol-
Harto de multitudes busco
el rincón oculto.
La palabra sencilla.
Forma imperfecta.
Porque eso fui, diatónico
en un mismo canto.
Lo diferente se expresa
cantando:
-¡VIVA LA DIFERENCIA!-
Hay que soñar para no
morir.
Levantarse sobre los
duros peñascos para ver el horizonte.
En la verticalidad de la
vida hurgar espacios vitales.
Limpiar el agua y el vaso
para vencer la sed.
Partir el mendrugo para
saciar el hambre.
Sin dejar de mirar
lontananza horizontalmente.
La esperanza es nuestra.
Tener esperanza es gritar
y reír en el gol.
Vencer los desiertos
interiores para que lae s piedras florezcan
Eso es soñar.
Romper la barrera de lo
cotidiano para explicar lo imposible.
Levantarse una mañana en
lo cotidiano.
Transitar la ciudad
periódico en mano.
Sin olvidar que todas las
calles y las casas.
Que la silla y la mesa
del desayuno.
Que la oficina y el medio
de transporte fueron un día de alguien un sueño.
Por eso eres una gran
autoridad.
Un gran jefe.
-¡Perdonadlo todo al
subalterno!-
Pero no les perdones que
no intenten volar.
Porque al intentar volar
despejaran las canchas.
Y conservaran los sueños.
Pides una reflexión
planetaria Caracolito.
-¿Siendo tierra puedo
decirte la extensión de futuro?´-
Lontananza en tiempo y
espacio como una sola ecuación.
Pararme en el espejo del
mar y decir lo que soy.
Ser austero para que no
se acabe.
Ser fraterno para que no
se desintegre.
Aire, mar y
continente como una ronda.
La danza trófica de los
latidos.
El canto del rio que no
cese.
Las tundras salvajes como
faldas de los grandes arces.
Los engreídos montes sin
sus trajes rasgados por la minería.
-¿Qué puedo decir yo
caracolito si soy un empecinado optimista?-
Si un dia a mediodía vi
sediento el Loa occidental.
El respeto a los
elementos era una cuestión de amar.
-¡No se le tira piedra al
océano porque se puede enojar!-
Reí de la pobre vieja,
todos reímos.
¡Pero es cierto!-
Vengo haciendo planta en
mis invernaderos para vencer la sed.
En las raíces profunda de
todas las cosas pienso.
Pides una reflexión
planetaria Caracolito.
Por el día de la
liberación planetaria.
Entonces fui al baño,
donde evacuan las aguas, salen los detergentes.
El baño donde exhalan los
aerosoles.
Fui al baño, digo.
Me mire al espejo y
descubro.
-¡El planeta soy yo!
lunes, 25 de mayo de
2015
Busqué tu rastro
caracolito tanto tiempo en tantos años.
Sin libretas ni
direcciones que no se me ocurrió la montaña.
No pregunte en lo
establecido, pues no les creo.
La mirada azul de tus
ojos claros no podía estar en los cardes.
Porque eres libre solo
busque tu rastro cerca del helecho que flamea.
Por ciertos caminos
hablaron de ti pero no os conocían.
Vuelo del cóndor
silencioso, perdí tu canto; tu padre nuestro emocionado.
Por todas las aulas os he
buscado.
Estabas enseñándole al
agua su correcto curso.
Y ahora que sabemos
leer lo puro de tu sonrisa escribe sobre
el barro.
No te pierdas para no
tener sed.
Anota tu rastro de plata
sobre las hojas blancas del calendario.
Hazme un signo entre las
piedras, no te quiero perder.
Como todos los moluscos gasterópodos provistos de una concha espiral te escondes en tu refugio de tiempo.
Escondes
tu origen terrenal.
Dulceacuicola de las piedras desnudas donde un día fui alga de
largo pelo.
Encendí el
faro alto sorpresivamente encontrándote.
Dijeron que me
dejaron en las rocas para perderme,
Pero estabas
de antes, tu estructura
cefálica me miraba desde la niebla prima.
Después del agua, posterior al viento.
La verdad no sé cuándo.
Porque siempre has sido pero ausente de los valores y
costumbres vagas.
No te sumas al sistema, eso te hace ser un canto limpio y
puro.
Como el rastro de tu voz plateada como el mudo grito de la
puna.
La colonia de tus pares no te conduce al duro oleaje.
Eres recoleta observación y silencioso recorrido doncella
estelar.
Contigo y los tuyos entre al puerto austral.
Era mi primer viaje en la torpe individualidad desde el
carbón a la marinería.
Mi condición morena de húmedo cochayuyo disminuida por tus
ojos de cielo.
Entonces aprendí que tendría que dar la batalla, porque Dios
da victoria.
Así se comenzó a escribir a ciega el futuro.
Con mi plástica rigidez y tu mirada de sirena.
Perdón por el relato de
anécdotas.
Tanto tiempo caminado.
Tanta fe testimonial.
… te encuentro a ti…
Las anécdotas:
Son las declaraciones de testigos bajo juramento acerca de la verificación de
ciertos hechos que se controvierten en el juicio, de los cuales han tomado conocimiento en
forma directa
Que al encontrarte
en la playa de la vida.
Me complazco en lo
extenso de tu ser.
Que me extiendo cuan largo
soy por caminos rwecorridos.
Tal vez sea terriblemente
hermoso ir de dos en dos contigo.
Asirme de sandalias para
volver a los arenales donde grite tu nombre.
Por eso te hicisteis tal
vez caracol.
Porque un día nombre
prohibido gritado en oculto silencio.
-¿Quién era entonces para
verter el agua y afanar la espuma?-
Temor de gritar prohibido
el nombre.
Pero hoy ya roto los
tules que movió el viento.
Quiero explicar cómo vine
a rastras por tantos senderos.
Los Cariz fueron
sefaradíes advenedizos.
Pero los Meza fueron invasores desde el mar
que desembarcaron en las
playas del Mataquito .
por eso te encuentro
caracola de extendikda playa.
Solo intenté el relato de
la luz para traer rocallosas piedras a tu monte andino.
Perdona este torpe relato
expuesto como ofrenda a tu sonrisa.
-¿Qué pasaría si en
silencio como escudero trepo las dunas de tu playa?-
Para seguir solo el
perfume.
En el antiguo noble
intento.
Para que la cascada de
cristal limpie miradas.
Silencie la historia que
te llama.
Y ser solamente siendo.
Alga morena dibujada por
la miel de sol que deja tu cuerpo.
Por eso disculpa mis
anécdota…
Extenderé lo mas torpe de mis huesos.
Inclinándome ante la
concha que llevas con los cantos del mar.
Montañesa agreste y
sutil, déjame ser la vaguada que en el alba te moja.
(Caracol, caracol; saca
los cachitos al sol.
Tal cual somos, sin
ningún revés.
Haz brillar en ti la luz.
Siento tu canto vegetal
sobre los helechos peinetas.
Dime toda la poesía que
aprendisteis en la montaña.
Destapa los hombros de mi
otoño con tu primavera.
Muéstrate cuan larga eres
extendida en los caminos.
Caracol, caracol, saca
tus cachos al sol.
Cuéntame si es verdad lo que dice don Pascual.
Cuenta que un millón,
un millón de años atrás,
eras tú, caracol,
un bichito sin hogar.
Pero, en una ocasión,
te agarró una insolación,
que ablandó el corazón
del buenazo padre Sol.
Y una casa te dio, mas
con una condición:
de que la has de llevar
donde quiera que tú vas.
¿Es verdad, caracol, lo
que cuenta don Pascual)
Claro al sol dulce
caracol
Cierro mi diccionario.
Quiero verte asolear.
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