De mi
jardín camelias y rosas.
Del Jarrín
vuestro las espinas sin mariposas..
Cuando
abandone estos prados.
Vuestros
palmos se secarán.
Camino por
la húmeda cintura de la tierra.
Cultivador
del color hundido en tus ojos.
Emigrando
de todos los jardines hasta los míos.
Jardines
obligados al sereno mirar de oscuros conceptos.
Trepando como
el rosal a los oxidados fierros del tiempo.
En
terciopelo rojo como esforzado canto cotidiano.
Las
palabras como gotas de rocío mojan leños y ápices.
Hurto la
mañana para asirme de esperanza.
Los
pulgones de terrible cosecha no sustraerán el perfume de tu flor.
Esta
estacada en el medio de mi tierra, ahí donde el intento late.
Eres más
que flor prohibida.
Vuestro
mortal veneno me arrastra a la vida.
sábado,
23 de mayo de 2015
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