sábado, 23 de mayo de 2015

AUN BUSCANDO MUERTOS

Como sin boca en el interior de la boca del lobo.
Buscado padre, hijo y espíritu también.
La negra cola del secretismo infame entre guerreras negras.
Los pies de cenizas entre desiertos y bosques.
Insisto, en el sindicato del vidrio se nos quebró la espera.
Con un dolor de ánimo
que nada puede como selenio  rayo sobre los campos agrestes..
Un juez de agua silenció las lluvias consagrando inviernos.
Al bajar por el cordón umbilical el ala, tomo agua en el río.
Sin informarle a nadie siguió cuesta abajo.
La cobarde metralla fue quijada de burro en el mágico edén.
Menopausias de  mujeres formaron colas de llanto.
Las canosas calvicies deterioraron al sol abrumando con historias.
El centinela del tiempo cebó su amargura en la pequeña calabaza.
La pobreza de amor no tuvo cigarros para seguir esperando
y busco amantes de cantinas miserable.
Años ciegos entre pólvora y vacío.  
-¿Cómo nadie sabe nada, si el potro de la muerte jaló del gatillo?-
-¿Y los alcaldes designados con edilicios designios?-
En los potreros la pala hurgó de silencio la tierra.
Los terratenientes flamean de ignorancias sus labios.
El nieto acusa con el heredado reloj dibujando en la pizarra.
Es el león con el poto quemado que mueve la cola para ocultar la cicatriz.
De loma en loma anduvo buscando al hombre.
Cuando encontró al niño le pregunto por el hombre.
Sin escatimar crueldad en la tortura:
-¿Eres tu el hombre?-
-¡No!-: Dijo el niño.
-¡Soy un niño, voy para hombre!-
-¡Mira! le dijo el niño
En las hogueras que vez de lejos están los hombres.
Cruzó el paraje como vil asesino.
Al encontrar al sindicato de herreros el león los enfrento.
-¿Ustedes son los hombres?- el león preguntó.
-¡Si somos los hombres!- Desde el sindicato respondieron.
Al enfrentarse, con una tenaza le marcaron en el poto el cuero.
Y salio corriendo el asesino de carnero.
-¡Impune y sin muerte!-
Gato, puma o león, siempre el felino se  extasía con el olor de muerte.
En el monte hay arroyos que cantan en el silencio.
Agua que enmudeció .de espanto.
-¿Cómo podría ahora mojar el surco de los muertos?-
Quebraron el himen de lo ríos para que no hablaran de quebrados huesos.
-¡Es verdad el negado pacto de silencio!-
Siempre es helada la noche en los inviernos.
Aun que de andar los pies ya no los siento.
Pero buscare la estirpe robada hasta último aliento.
Jueves, 14 de Agosto de 2014


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