Por ahí
debe andar mi hermano.
Bajo los
puentes de París
O en el nórdico
frío del olvido.
La verdad
no se.
Yo
removiendo esta tierra para el tubérculo.
En subterráneas
humedades con lombrices lentas.
Negro terrón
de sangre que brotará en gladiolo.
Eso si lo
sé.
Pero
desconozco si el hambre o la duda.
Una mesa de
pálido pino u oscura caoba.
¿Dónde mi
hermano saciará su hambre?
¿Donde
cobijará su frío?
Si la duda
o el olvido, no de si su primavera….
Tendrá un
abrazo para mi, o fría e indiferente
locura.
Los
hermanos son para amarlos.
Eso, eso si
lo sé; es más, estoy seguro.
sábado,
23 de mayo de 2015
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